Salinera Catalana, se quiera o no, configura lo único que queda de la industria cabopalera anterior al fenómeno desarrollista asociado al turismo de los sesenta.
Es, por lo tanto, ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL y como tal debería conservarse y protegerse.
Sin embargo, la situación es desastrosa. Las salinas se encuentran en un estado de abandono absoluto a la que se le sigue suministrando agua cada cierto tiempo simplemente porque la UE la declaró zona ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) y algo de subvención recibirá alguien por eso… si no dé qué iban a molestarse.
Pero las edificaciones asociadas a la explotación, como veis en las imágenes, están completamente abandonadas. Posiblemente esperando una recalificación de los terrenos para poner en marcha algún plan parcial urbanizador.
Pero no debería ser así. Estos edificios se merecen otro final después de tantos siglos al servicio del pueblo y de sus gentes.
Se merecen un reconocimiento y un mantenimiento para que las nuevas generaciones de mangueros y cabopaleros tengan constancia de su pasado.
En cualquier caso este reportaje es solo una amarga queja de cómo maltratamos nuestro pasado porque no creo que nadie vaya a hacer nada por Salinera Catalana ni por preservar la Historia de nuestro pueblo.
Semos asín de burros.
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